domingo, 4 de agosto de 2013

Una partida de rol bien hecha

Indie, Munchkin, Vieja Escuela, la Otra Vieja Escuela, Fresa, Kiwi... nos encanta poner nombres a los diferentes estilos de juego, a los tipos de manuales, a los jugadores...

Poner nombres nos permite discutir la mar de bien ^_^
Y es normal, si no le ponemos un nombre es difícil referirse a algo. Sin embargo, pocos jugadores se pueden identificar al 100% con ningún estilo concreto (alguno habrá, no lo dudo), la gran mayoría rondará por la gran zona de grises entre medias, jugando a lo que pueda, con quien pueda. Claro que tendremos nuestras preferencias, y preferiremos unos estilos a otros, pero a la hora de jugar lo que buscamos todos es lo mismo: pasar un buen rato.

Jajajaja, lol, XD!!
Es un hobby, una afición, algo que hacer en nuestro tiempo libre, así que el objetivo final será el mismo para todos. Simplemente pasárnoslo bien jugando a rol. Y ese es el orden de prioridades. Primero pasárselo bien, después jugar a rol. Si puede ser que nos lo pasemos bien jugando a rol, pues mejor, y de hecho intentaremos jugar a rol porque habitualmente nos lo pasamos bien, pero a nadie se le ocurrirá dejar de pasárselo bien para jugar a rol, ¿verdad?

Maldita sea, en que momento dejamos de divertirnos para jugar a rol?
Y ya después vendrán los sabores y los gustos particulares. Por mucho que te guste interpretar alguna vez disfrutaras tirando dados toda la puñetera tarde. Luego podemos discutir si eso es mas rol o mas loquetuquieras, pero las risas que te has echado te las llevas puestas, y el resto se lo dejamos a los filósofos del rol y a los blogueros, que algo tendrán que escribir.


Tanta discusión sobre lo que es rol y como se juega, sobre los diferentes estilos de jugar... ¿que determina si una partida de rol se ha jugado bien o no?

Podemos tener personajes espectaculares con una grandes tiradas, y derrotar al mas temible enemigo con una serie de críticos que desafían cualquier estadística. Esos guerreros con fuerza que se sale de las tablas, vampiros con mas disciplinas de lo que la cordura recomienda, y ¿quien no ha derrotado nunca un Tarrasque? Todo ello hazañas de los dados, victorias conseguidas por puro azar. Si te enfrentas a 600 dragones tarde o temprano derrotaras a uno de un flechazo en el ojo y un buen critico en la tabla de críticos de arco. Seguro.


Y los amigos que hacen teatro y son capaces de llorar durante la partida. O pueden imitar voces y hacer ruiditos. Buscando todo el rato una excusa para poder impresionarnos con sus habilidades.


Luego tenemos el grupo de los listillos, no solo los que se han leído mas reglas que el Master, sino los que parecen llevar una wikipedia en el cerebro y te pueden dar la explicación física de las trampas mas sorprendentes, o refutarte las bases teóricas de los motores de hiper impulso. Pobrecillos, ahora con los tablets y los móviles cualquiera tiene ese conocimiento al alcance de la mano.


Cada uno llamará rol a una cosa diferente, y cada cual preferirá jugar de una forma u otra, pero todas las buenas partidas tienen en común una única cosa: fueron divertidas.

Y las anécdotas que nos llevamos, las batallitas que vamos contando, son precisamente esas historias. Las que mas nos divirtieron, las que nos transportaron a ese reino de la imaginación con el resto de compañeros. Ese lugar que no existe pero que por unos momentos pudimos vivir y sentir como real.

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